Residuos sólidos urbanos: aprovechamiento energético

Residuos sólidos urbanos: aprovechamiento energético

Introducción

Se define como residuo sólido urbano a todo aquel material que es desechado por la población, pudiendo ser este de origen doméstico, comercial o industrial y que no sea considerado como residuo peligroso.Los residuos pueden ser clasificados de acuerdo a su origen, a su gestión o de su grado de peligrosidad.
Respecto a su origen, se clasifican de acuerdo a su proveniencia es decir: limpieza urbana; de establecimientos comerciales y prestadores de servicios; de los servicios públicos de saneamiento básico; industriales; de servicios de salud; de construcción civil; agroforestales; de servicio de transporte y residuos de minería.
Con respecto al grado de peligrosidad: Residuos peligrosos (son aquellos que en base a sus características de corrosividad, reactividad, toxicidad, inflamabilidad, patogenicidad, carcinogénesis, mutagénesis y teratogénesis, presentan un significativo riesgo a la salud pública o a la calidad ambiental) y residuos no peligrosos.
En la siguiente imagen se muestra la clasificación de los residuos.



El tratamiento de los residuos con los fines de obtención de energía dependerá de las características  físicas, químicas y biológicas de los residuos sólidos. Otro aspecto fundamental es el poder calorífico (inferior, pci y superior, pcs) de los residuos.

En la siguiente imagen se muestra un esquema de los procesos de conversión de energía



Procesos de conversión de energía

Conversión biológica

Los residuos de naturaleza orgánica pueden ser tratados por los procedimientos convencionales de oxidación anaeróbica en rellenos sanitarios o biodigestores para la producción de biogás, constituido primordialmente por metano y dióxido de carbono. A pesar de los impactos negativos sobre la salud y el medio ambiente, el biogás se puede utilizar como una fuente potencial de energía debido a su alto poder calórico promedio de 20 MJ/m3. Es así como el biogás puede utilizarse de forma directa como energía térmica, generando energía eléctrica o puede ser quemado para reducir el contenido de metano a dióxido de carbono y agua.
En las siguientes imágenes se muestra los procesos bioquímicos de formación  y la composición promedio del biogás, así como un esquema de un biodigestor




Conversión térmica.

Existe una diversidad de tecnologías para el tratamiento de residuos sólidos, principalmente basadas en tratamientos térmicos tales como la incineración directa, la gasificación y la combustión. Las principales tecnologías de conversión termoquímica disponibles son: la incineración (combustión oxidativa completa), gasificación (oxidación parcial), pirolisis (degradación térmica de la materia orgánica en ausencia de oxígeno) y tecnologías basadas en plasma (combinación de pirolisis/gasificación de la fracción orgánica y plasma con la vitrificación de la fracción inorgánica de residuos suministrados).
Para aprovechar el máximo poder energético de los residuos se recurre a la cogeneración, es decir se aprovecha una parte de la energía en forma de calor. En la siguiente imagen se puede observar un modelo de cogeneración de energía.


Incineración

Para el proceso de incineración se reciben los residuos y materias primas, luego se almacenan de manera adecuada, y posteriormente se realiza el pre-procesamiento de residuos, que incluye tratamientos in situ y operaciones de mezcla , donde se verifica una separación de los residuos más voluminosos, y se llevan a cabo los procesos de trituración, tamizado, separación y densificación. Posteriormente, se procede a la incineración, que incluye la carga de residuos en el horno, mezcla de los residuos, inyección del aire, combustión y postcombustión. Las principales etapas del proceso de incineración son: secado y volatilización; la pirolisis y gasificación, y la oxidación. Estas etapas individuales, generalmente se superponen, lo que significa que la separación espacial y temporal de las mismas durante la incineración de residuos sólo puede ser posible en una medida limitada. Sin embargo, es posible influir en estos procesos con el fin de reducir las emisiones contaminantes, por ejemplo, mediante el uso de medidas tales como el diseño del horno, distribución del aire y la ingeniería de control Durante las últimas décadas, la mayoría de los países industrializados con densidades de población elevadas, han empleado la incineración como procedimiento alternativo al vertedero controlado, para el tratamiento de los residuos sólidos urbanos. Precisamente, el poder calorífico del material a incinerar y el potencial contaminante de las emisiones son dos causas que han hecho evolucionar los sistemas de incineración hacia procedimientos capaces de alcanzar mayores rendimientos en la combustión y mayor eficacia en la eliminación de contaminantes. Los residuos son, por lo general, materiales altamente heterogéneos, compuestos esencialmente por sustancias orgánicas, minerales, metales y agua y–durante la incineración–se generan diferentes gases (CO2 , H2 O, O2 , N2 ) que contienen la mayor parte de la energía liberada en forma de calor durante su combustión. Además, obedeciendo a la composición del material incinerado y las condiciones de funcionamiento, aparecen cantidades menores de otros gases: CO, HCl, HF, HBr, HI, NOX, SO2, dibenzo-p-dioxinas policlorados y albenzofuranos policlorados, bifenilos policlorados y compuestos de metales pesados, que se forman o se mantienen. Sin embargo, la incineración de residuos puede ser un método amigable con el medio ambiente, si se combina con la recuperación de energía, control de las emisiones y un método apropiado de eliminación de los residuos finales. En función de las temperaturas de combustión durante las etapas principales de la incineración, los metales pesados, volátiles y compuestos inorgánicos (por ejemplo, sales) son total o parcialmente evaporados. Estas sustancias se transfieren desde los residuos de entrada tanto para los gases de combustión como para las cenizas volátiles.
El proceso de combustión de la fase gaseosa se produce en fracciones de segundo y libera energía de forma simultánea. Cuando el poder calorífico del residuo y el suministro de oxígeno es suficiente, esto puede producir la reacción térmica en cadena y la combustión auto-sustentada, es decir, que no requiere la adición de otros combustibles. El poder calorífico del residuo constituye un factor determinante en la economía de la incineración. La composición de los residuos está determinada por cuatro elementos: humedad, cenizas, volátiles y carbono fijo, que se determinan mediante el llamado análisis inmediato y se realiza de acuerdo con procedimientos normalizados. Es importante profundizar en la composición y características de las cenizas contenidas en los residuos. El contenido de metales pesados es muy importante, ya que pueden quedar en las cenizas finales del proceso, o pasar a la fase gaseosa (en el caso de metales volátiles), o formar compuestos de As, Cd, Pb o Hg, que tendrán que ser eliminados para satisfacer los límites de emisión exigidos por la legislación. Otra de las características de las cenizas es su fusibilidad, que depende no sólo de su composición, sino también del carácter más o menos oxidante de la atmósfera en la que se lleve a cabo la incineración. En los incineradores de residuos urbanos las cenizas de fondo constituyen, aproximadamente, entre el 25 y el 30%, en peso, de la entrada de residuos sólidos. El tratamiento adicional puede mejorar las características de las cenizas de fondo y permitiría su uso en hormigón y otros materiales de construcción. En particular, la vitrificación recibe mucha atención, como una tecnología prometedora para la transformación de dichas cenizas en materiales inertes. Sin embargo, dado que es un proceso intensivo de energía que implica altos costos, su uso sólo puede justificarse si se puede fabricar un producto de alta calidad.
La cantidad de cenizas volátiles es mucho más baja, por lo general 1-5%, en peso, de los sólidos de entrada. La incineración, por ser una tecnología altamente compleja, implica grandes inversiones y grandes costos operativos. El montaje de una planta es una decisión importante y hay que tener en cuenta el nivel de energía, la contribución económica general y la reducción de emisiones a la atmósfera.
En la siguiente imagen se muestra el esquema de una planta de incineración con recuperación de energía para la producción de vapor y generación de electricidad.


Gasificación

La gasificación es una oxidación parcial de sustancias orgánicas a temperatura elevada (500-1800 °C) para producir un gas de síntesis (syngas), el cual se puede utilizar como materia prima para la industria química (a través de algunos procesos de reformado), o como combustible para la producción de electricidad y/o calor. El gas de síntesis contiene CO, CO2, H2, H2 O, CH4, trazas de hidrocarburos superiores (etano y propano), gases inertes procedentes del agente de gasificación y diversos contaminantes.
Existen diferentes procesos de gasificación, que son adecuados para el tratamiento de los residuos urbanos, desechos peligrosos y lodos de aguas residuales. Un buen funcionamiento del reactor de gasificación (eficiencia de conversión alta y mínima formación de alquitrán) requiere que las características de los residuos que entran se mantengan dentro de ciertos límites predefinidos. Los siguientes tipos de reactores de gasificación se encuentran con mayor frecuencia en la práctica: de lecho fijo, de lecho fluidizado, y de flujo arrastrado. La materia prima (residuos) debe ser pretratada para su utilización en los gasificadores. Los residuos peligrosos pueden ser gasificados directamente si son líquidos o finamente granulados.

Pirólisis

La pirólisis es un proceso termoquímico, ya sea en ausencia completa de un agente oxidante, o con sólo una cantidad limitada (gasificación parcial), con el fin de proporcionar la energía térmica necesaria para la pirólisis. Se emplean temperaturas relativamente bajas (400-900° C) en comparación con la gasificación (alrededor a 700 °C). Se obtienen tres productos: gas de pirólisis, el líquido de pirólisis y el coque sólido. Las proporciones relativas de cada uno de ellos dependen en gran medida del método de pirólisis y de los parámetros del proceso en el reactor. Las plantas de pirólisis para el tratamiento de residuos, por lo general, incluyen las siguientes etapas básicas del proceso:
1. Preparación y molienda: el molino mejora y homogeniza la calidad de los residuos obtenidos para el procesamiento identificando así la transferencia de calor.
2. Secado: una etapa de secado separada mejora el poder calorífico neto de los gases de proceso y aumenta la eficiencia de las reacciones gas-sólido en el reactor.
3. La pirólisis de residuos: además del gas de pirólisis, se acumula un residuo sólido que contiene carbono, y porciones minerales y metálicas.
4. El tratamiento secundario de gas de pirólisis y el coque de pirólisis: a través de la condensación de los gases para la extracción de mezclas de aceites energéticamente utilizables y/o incineración de gas y coque para la destrucción de los componentes orgánicos y la utilización simultánea de energía.
Los reactores de pirólisis convencionales tienen una de las siguientes configuraciones: de lecho fijo, de lecho fluidizado, de flujo arrastrado, de lecho móvil, horno rotativo, etc., y con frecuencia requieren tratamiento previo de residuos. La interacción entre un gran número de fenómenos termoquímicos se traduce en una gran diversidad de sustancias obtenidas y aumenta la complejidad del proceso. Varios cientos de compuestos diferentes son producidos durante la pirólisis de residuos, y muchos de ellos aún no han sido identificados. Un conocimiento profundo de las características y la concentración de los efluentes a tratar es esencial, sobre todo cuando se refiere a las sustancias peligrosas. La utilidad de la pirólisis para la producción de combustible secundario o recuperación de sustancias a partir de residuos depende de la presencia de agentes contaminantes potenciales, lo que podría hacer difícil de usar los productos de la pirólisis.

Tecnologías basadas en el plasma

El plasma se conoce como el cuarto estado de la materia. La presencia de especies gaseosas cargadas hace que el plasma sea altamente reactivo y que se comporte significativamente diferente de otros gases, sólidos o líquidos. La energía necesaria para crear un plasma puede ser térmica o transportada por una corriente eléctrica o de radiaciones electromagnéticas. La aplicación de sistemas basados en el plasma para la gestión de residuos es un concepto relativamente nuevo y ofrece algunas ventajas. Las altas densidades de energía y temperaturas que se pueden conseguir en ellos permiten alcanzar una alta velocidad de transferencia de calor y de reactivos, que posibilita reducir el tamaño de la instalación para un caudal de residuos dado, y permite también fundir materiales de alto punto de fusión lo que incrementa la reducción de volumen global de los residuos. Dado que la electricidad es la fuente de energía utilizada, no es necesaria la combustión de una parte de los gases combustibles generados, lo que aumenta la capacidad de control y flexibilidad del proceso. Por otra parte, dicha energía es cara, lo que convierte las consideraciones económicas en la barrera más fuerte para el uso de plasmas en el tratamiento de residuos. Esta tecnología es atractiva cuando el valor de los productos compensa los costos reales. Las tecnologías de plasma para el tratamiento de residuos se pueden dividir en diferentes categorías: la pirólisis por plasma, gasificación por plasma, plasma- compactación- vitrificación, y combinaciones de los tres ya mencionados (en particular para los residuos sólidos con alto contenido de orgánicos).

Pirolisis por plasma.

Entre los diferentes procesos de tratamiento de residuos con plasma, se han realizado los más amplios estudios científicos sobre la pirólisis por plasma. Los diferentes tipos de residuos orgánicos, que van desde neumáticos usados y plástico hasta residuos agrícolas y desechos hospitalarios, han sido sometidos a pruebas de pirólisis por plasma en proyectos de laboratorio y a escala piloto. Este procedimiento, al utilizarse en residuos orgánicos, por lo general da lugar a dos corrientes de producto: un gas combustible y un residuo carbonoso (char). Los experimentos de laboratorio han demostrado que la pirolisis por plasma ofrece un potencial para la recuperación del carbono negro de neumáticos usados. Aunque se han logrado importantes avances de investigación en esta área en los últimos años, todavía hay considerables desafíos técnicos para desarrollar y modificar los procesos de pirolisis por plasma para el tratamiento de flujos de residuos sólidos en aplicaciones industriales.

Gasificación por plasma y vitrificación

Las condiciones de alta temperatura que se alcanzan en la gasificación por plasma llevan a la descomposición de los compuestos orgánicos en sus constituyentes elementales, formando un gas de síntesis de alta energía, que consiste principalmente de hidrógeno y monóxido de carbono. La energía contenida en este plasma permite el uso de combustibles con bajo contenido de energía, tales como residuos domésticos e industriales, que a menudo no pueden sostener su propia gasificación sin un combustible adicional. Por un lado, el alquitrán, char y las dioxinas se descomponen, resultando en un gas de síntesis más limpio en comparación con los procesos de gasificación convencionales. La fracción inorgánica (vidrio, metales, silicatos, metales pesados) se funde y se convierte en una densa, inerte y no lixiviada escoria vitrificada. El gas de síntesis se puede utilizar para la producción eficiente de la electricidad y/o calor, o combustibles líquidos de segunda generación; por ejemplo, diésel Fischer Tropsch. La escoria vitrificada debe ser inerte para los procesos de lixiviación y, en consecuencia, aplicable como aditivo de material de construcción. En algunas aplicaciones puede ser ventajoso usar oxígeno como gas de plasma ya que esto reduce el flujo de gas total en el reactor, así como la cantidad de nitrógeno.

Bibliografía

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  4. Rúa-Orozco, Dimas & Carlos Escobar Palacio, Jose & Melo, Aline & Martín Martínez Reyes, Arnaldo & Barros, Regina & Lora, Electo. (2015). Generación de energía a partir de los residuos sólidos urbanos.
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