¿Qué son las casas pasivas?
¿Qué son las casas pasivas?
Los objetivos europeos en materia de
reducción de emisiones y de eficiencia energética cada vez son más ambiciosos y
se impone buscar soluciones en los sectores que más contribuyen al gasto
energético, como el de la construcción. Una de las posibles soluciones es la
construcción de casas
pasivas.
El sector de la edificación es responsable de más de un
tercio de las emisiones de gases efecto invernadero que se producen en Europa.
Para disminuir su efecto, construir
y rehabilitar toda clase de edificios de manera más sostenible es clave.
Incrementar la sostenibilidad en edificación pasa por la optimización de los recursos
y procesos en todas las fases de la vida útil del edificio: construcción, mantenimiento y derribo.
¿Qué es una casa pasiva?
Una casa pasiva es un tipo de construcción eficiente que, con la mínima demanda de energía,
proporciona el máximo confort térmico para sus ocupantes, reduciendo al máximo
posible sus necesidades de sistemas de calefacción y refrigeración. Usar
estrategias pasivas para llegar al punto de confort significa usar recursos no
fungibles para conseguir cambiar las condiciones ambientales.
Son casas con
un consumo energético muy bajo y que ofrecen durante todo el año (a diferencia
de la construcción tradicional) una temperatura ambiente confortable sin la
aplicación de la calefacción convencional. Una
casa pasiva es
un casa diseñada y construida para consumir poca energía, llegando ahorrar
hasta un 90% del consumo de energía de una casa o incluso tener una casa energéticamente
autosuficiente.
Pero por sobre todo,
una casa pasiva es una casa confortable y saludable, donde se asegura la
buena calidad del aire que respiramos y las temperaturas adecuadas para evitar
cualquier tipo de enfermedad.
Una casa
pasiva es como un contenedor hermético (cerrado) donde el usuario puede
controlar variables
claves de confort y energía como la ventilación, calidad de aire
y la temperatura. Una casa
pasiva es entonces una casa eficiente. Muy eficiente desde el punto de vista
energético. Las casas pasivas surgen en Alemania a principio
de la década de los 90.
Su
objetivo fue crear un alto confort interior en una casa junto a
un consumo de energía muy bajo (casi nulo) y a un costo asequible que
nos permita recuperar la inversión inicial a corto y mediano plazo. Las casas pasivas utilizan los principios del diseño
bioclimático combinado con una gran eficiencia energética, minimizando el uso de sistemas convencionales de climatización.
En el caso de las
edificaciones, los recursos son los mismos. El principio es muy sencillo: una
buena envolvente del edificio y un buen aprovechamiento de las condiciones del
entorno. En condiciones de frío exterior, se trata de aprovechar el calor del interior de la casa, el
que procede de las personas, electrodomésticos y también el procedente del
exterior (la radiación solar) para que nuestra vivienda no pierda su calor y,
por tanto, su necesidad de demanda de calefacción sea muy inferior a la de cualquier
construcción tradicional. En caso de calor exterior, hay que usar la
proyección de sombras con protecciones solares o estructuras auxiliares y
ventilación natural durante los períodos más frescos (durante la noche) para
rebajar la temperatura interior.
Son casas
diseñadas para aprovechar al máximo la luz y la radiación solar, con un
altísimo aislamiento térmico y una renovación del aire constante a
través de un sistema de ventilación con un recuperador de calor.
En cualquiera de los casos,
es determinante que el diseño incluya desde el origen los principios de la arquitectura bioclimática como, por ejemplo, el control del factor de forma que
reduzca la superficie en contacto con el exterior, una ordenación consecuente
de las estancias interiores, o una orientación adecuada de la vivienda.
Lo más interesante de las casas pasivas es
que No nos dicen qué tipo de casa debemos tener, ni que materiales, sistema
constructivo o tecnologías usar. Lo que si es necesario es cumplir con un
estándar, conocido como el «Estándar PassivHaus». Una serie de requisitos a
cumplir para que una casa pueda ser considerada una casa pasiva.
Principios
básicos de una casa pasiva:
1. Diseño bioclimático
El diseño bioclimático
es una «estrategia de diseño» cuyo objetivo es lograr el máximo de
confort en una casa con el mínimo gasto energético. Para lograr esto se
utilizan las fuentes de energía naturales y las condiciones climáticas locales.Teniendo
siempre en cuenta factores como la orientación de la casa, la luz natural
disponible, la trayectoria solar, los vientos predominantes, etc.
Un diseño bioclimático,
entre otras cosas, debe procurar:
- Aprovechar al máximo el calor proveniente del sol y orientar las mayores aberturas de la casa en dirección a la trayectoria solar. Esa orientación se denomina la fachada óptima.
- Una buena protección en verano del exceso de calor, a través de elementos que genere una sombra controlada.
- Reducir al máximo las pérdidas energéticas en la casa.
- Generar una ventilación natural controlada al interior de la casa.
- Aprovechar técnicas y materiales constructivos que protegen la salud de las personas y el ambiente.
Esta es
la clave y el comienzo para poder tener una casa que ahorra energía y dinero: Un
buen diseño.
Un diseño
bioclimático no implica generar altos costos en la construcción de una casa. A
través del uso de estas estrategias se puede lograr un ahorro significativo de
energía, ya sea para la calefacción o refrigeración de la vivienda.
En conclusión,
se trata de usar estrategias de diseño pasivo para aprovechar la energía
que nos ofrece la naturaleza.
2.
Aislamiento térmico
Una casa
mal aislada va a consumir hasta un 30% más de energía que una casa que tiene
una buena aislación térmica. Lo que hace una buena aislación es que reduce
pérdidas de calor en invierno y reduce las ganancias en verano, lo cual implica
una baja demanda de energía para climatización.
Una casa
pasiva prevé (en base al cálculo) un espesor considerable de aislamiento
térmico, evitando perdidas de calor en la casa y llevando al mínimo el subsidio
de calefacción adicional.
Existen 3
puntos claves donde una casa pierde calor y donde, justamente, una casa pasiva las evita:
a. El suelo. Las casas pasivas (no todas, depende del
clima local y los requerimientos en base al cálculo) utilizan una aislación
térmica en el suelo.
Si, se aísla
toda la base de la casa, ya que lo que se busca es tener una casa 100%
controlada en cuanto a la pérdida de calor.
b. La cubierta es un elemento crítico y de mucha importancia
en una casa pasiva,
procurando instalar una buena capa de aislamiento (entre 20 y 30 cm) ya
que es por aquí por donde más entradas y salidas podemos tener tanto de frío
como de calor.
c. Los muros exteriores. Dependiendo del clima local y los cálculos los
muros suelen tener de entre 20 y 40 cm. de aislamiento.
La aislación térmica de los
muros es lo que más conocemos y existen muchos materiales naturales y
económicos con los cuales se puede lograr un muy buena aislación térmica.
3.
Ventanas y puertas de alta calidad
Otro de
los puntos críticos de perdida de calor de una vivienda es producto de la
mala calidad de puertas y ventanas. Esto representa entre el 25% y el 30%
del gasto de calefacción de una casa.
En
relación a puertas y ventanas es importante considerar y tener en cuenta:
- Su ubicación (orientación respecto a la trayectoria solar) al momento de diseñar la casa
- Los materiales usados deben tener muy baja transmitancia térmica
- Procurar ventana de doble o triple vidrio (según clima local y cálculos) rellenas de un gas inerte.
Muy
importante: Asegurar su correcta instalación es fundamental para lograr una
alta eficiencia energética.
Una casa pasiva ahorra
entre el 75 y 90% de los costos energéticos de una casa. Sin duda, los costos
de inversión en puertas y ventanas de buena calidad se recuperan a corto plazo.
4.
Ausencia de puentes térmicos
Los
puentes térmicos son lugares de la envolvente de una casa por donde se
transmite más fácilmente el calor o frío hacia otras habitaciones.
Los
puentes térmicos se pueden originar debido a:
·
Diferente
conductividad de los materiales.
·
Diferente
espesor de los materiales.
·
Aspectos geométricos.
El calor
siempre va a seguir el camino de menor resistencia, por lo que se va a
desplazar más rápido por materiales con una alta conductividad térmica:
como por ejemplo las ventanas de aluminio.
Otro ejemplo
podría ser un tornillo que une dos planchas de madera. Como el tornillo conduce
mejor el calor que la madera se escapa más calor por el tornillo que por la
madera.
Para
lograr una casa térmicamente eficiente es muy importante evitar los puentes
térmicos y así reducir al máximo las pérdidas de calor.
Para
evitar los puentes térmicos se sugiere:
- No interrumpir la capa de aislamiento
- Usar un material con la resistencia térmica mayor si se interrumpe la capa de aislamiento.
- Cuidar las juntas entre elementos constructivos.
Es muy
importante cuidar la ejecución de la obra, es decir la construcción misma de la
casa. Sobre todo ser muy prolijo en la instalación de puertas y ventanas,
los encuentros entre muro y cubierta, las esquinas, el aislamiento térmico,
etc.
Las
técnicas de inspección para detectar puentes térmicos (también fallos de
aislamiento, humedades, etc) se hacen por medio de lo que se conoce como
termografía.
La
ventaja de la termografía es que nos permite calcular y determinar
temperaturas a distancia, con exactitud y sin necesidad de contacto físico con
el objeto a estudiar, es este caso una vivienda.
5.
Ventilación mecánica con recuperación de calor
Uno de
los grandes aportes de las casas pasivas es
la calidad del aire al interior de la vivienda, otorgando así un ambiente
limpio y saludable para las personas que allí viven.
Los
sistemas de ventilación mecánica permiten que el aire se esté renovando
continuamente al interior de la casa pasiva, procurando el confort térmico
de nuestra vivienda.
Gracias a
la presencia de un recuperador de calor, en invierno el aire nuevo
recupera las calorías del aire viciado que extraemos de la vivienda ayudando a
mantener la temperatura en la vivienda.
Por ejemplo, el
aire que entra a 0º (exterior) al cruzarse, no mezclarse, con el que sale a
unos 22º (interior), cede la energía interna transformando los 0º en unos 18º,
en función de la eficiencia del recuperador y sin ningún sistema de
calefacción.
En verano el aire nuevo que entra en la vivienda se
enfría gracias al aire viciado que extraemos de la vivienda evitando el
recalentamiento de la vivienda.
6. Estanqueidad del aire
Las casas pasivas son una cápsula cerrada (hermética) donde se pueden controlar
todas las variables que nos permiten asegurar y controlar el confort térmico de
la vivienda.
La
estanqueidad del aire es una variable a controlar. Esto se logra sellando todas
las uniones entre los diferentes materiales de la casa. De esta manera no
existen infiltraciones de aire no deseadas.
Para
asegurar la estanqueidad del aire se debe cuidar al máximo la ejecución
de las juntas durante la construcción.
La
hermeticidad de un edificio se mide con una prueba de presión, o ensayo Blower
Door. Este consiste en crear una diferencia de presión entre interior y
exterior a través de un ventilador colocado en la puerta principal.
Para
cumplir el estándar, el resultado debe ser inferior a 0.6 renovaciones de aire
por hora.
7.
Confort y salud
La
consecuencia más importante y vital de construir y vivir en una casa pasiva: es una casa saludable
que cuida a quienes ahí viven.
No se
trata solo de generar un menor impacto al ambiente al reducir drásticamente el
consumo energético, ni tampoco de ahorrar miles de dólares en gastos de
climatización por toda la vida útil de la casa.
Se trata
de cuidarnos a nosotros mismos y a nuestra familia. Se trata de vivir en una
casa sana, con una temperatura controlada y confortable y respirando un aire
limpio las 24 horas del día.
El aire
filtrado de una casa pasiva evita la presencia de polvo y polen, lo que reduce
las reacciones alérgicas.
Por otro
lado, la baja concentración de CO2 (dióxido de carbono) y COVs (compuestos
orgánicos volátiles) reducen la sensación de cansancio, algunas dolencias como
dolores de cabeza, irritación en ojos, nariz, garganta, sequedad del sistema
respiratorio y algunas enfermedades.
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